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Resumen de un estudio

Diario de un estudio Biomecánico en VOLATA:

Amanece en Murcia. Supongo que Javitintao estará ya de camino hacia mi estudio en Alquerías. Por un lado, deseando que llegue para empezar el estudio, por otro, temiendo que el caso no tenga solución. La gran diferencia de wattios que comentaba Javi me causa algo de pavor. No estamos diciendo que tuviera una diferencia de un 5 ó un 10%, sino que nos movemos por unos valores del 23-77%. Por otro lado, dichos datos aún me sorprenden más por el hecho de saber que Javi mueve a FTP sobre 310-320 wattios y eso que no está en forma, ¡qué barbaridad!. Estamos hablando que sin estar en forma tiene más de 4,5 Wattios/kilo, aún sobrándole unos kilitos, que no quiero decir que esté gordo, pero en este mundillo o se te marcan todos los huesos o te sientes un puñetero gordo, ja, ja, ja.

Pues bien, aunque quedamos en el bar de “La barraka” en la estación de Alquerías, decidieron cerrar por fiesta, recordemos que era Viernes Santo y una vez que llegó con su cuñado, que iba acompañándolo, nos fuimos a otro bar, esta vez el del Saro, justo antes de la rotonda a la entrada de Alquerías. Allí cargamos las pilas a base de un buen estimulante, como no, un cafetito.

- ¿A cuánto estamos?, preguntó su cuñado.

- No te preocupes, estamos casi en el estudio, queda sobre un kilómetro.

Una vez que llegamos guardé a mi perro y aparcamos junto a la piscina. El día prometía y suponía que iba a pegar bien el sol. Menos mal que ya tenía el aire acondicionado puesto, cortesía de mi amigo Antonio Micol de Beniaján, pues de lo contrario nos hubiéramos cocido vivos, ja, ja.

Sin apenas darme cuenta, Javi ya estaba vestido para entrar a matar. Parecía un torero mentalizado en realizar su mejor faena.

- ¿Pero qué haces hombre?, ¡Quítate las botas que aún no te vas a subir a la bici!.

Javi estaba deseando subir al rodillo y empezar a pedalear, aunque aún quedarían sobre dos horas antes de ni siquiera subirse a la bicicleta.

- Javier, antes de subirte debo saber con qué posición te voy a dejar.

Javi, tras una mirada atónita, se resignó y siguió mis instrucciones, ja, ja, ja.

Tras ello, su cuñado sacó una nevera del maletero del coche con comida y bebida. Todo iba cogiendo forma, la comida, la piscina, las tumbonas, ja, ja. Esto apuntaba más a un día en la piscina que a un estudio biomecánico.

Lo primero que hicimos fue sentarnos y comenzar a hablar de toda su vida, desde chico hasta ahora y repasamos todo lo que le había ocurrido durante ella y que, sin él darse cuenta, podría haber tenido repercusión en lo que a día de hoy es Javi. Llegó el momento en que comentamos su accidente. Ufff, que herida llevaba en su pierna, miedo me daba sólo de verla. Parece que la rotura de la rótula en cuatro partes iba a dar mucho que hacer en los momentos del ajuste. Por otro lado, también lo habían operado de la muñeca,había tenido una pierna rota (tibia y peroné) y alguna otra cosilla que vaticinaba que la cosa iba a ser muy difícil.

Tras el repaso del historial personal, pasamos al estudio antropomético y pruebas de flexibilidad.

Ufff, nada más empezar observo que, al parecer, tiene una rotación de cadera, vaya tela, aunque según los datos de potencia que me había comentado era de esperar, no hubiera querido apreciarlo, pero qué le íbamos a hacer, el reto era aún mayor.

También, debido a la rotación, se le apreció una dismetría en la pierna derecha.

Flexibilidad de isquiotibiales descompensada, mayor fuerza en una pierna, rotación interior de cadera derecha muy reducida, etc, etc, etc.

Lo hubiera mandado directamente a mi osteópata, pero debido a la lejanía de Almería nos pusimos manos a la obra.

El siguiente paso en el protocolo era el ajuste de las calas. Le coloqué los marcadores de posición para detectar mejor los puntos necesarios para la correcta colocación de las calas y tuve que corregir la posición que llevaba. Llevaba el pie muy adelantado con respecto al pedal. Debido a esto, la posición inicial en la telemetría iba a ser diferente a la que traía de Almería, pero por ahorrar algo de tiempo, así lo hicimos.

A continuación tomé medidas de la bicicleta con ZIN, la herramienta digital de medida que usa RETÜL para poder comparar los cambios realizados tras el ajuste.

Tras ello le dije que se subiera a la bici para la colocación de los marcadores y tras limpiar las zonas de contacto y marcarlas con un rotulador, le coloqué los velcros a su cuerpo.

Javi ya estaba preparado. Su cara no podía disimular las ganas de ponerse a “desparramar” wattios “a portillo”. Le dije que empezara a rodar suavemente hasta que una vez pasados sobre diez minutos empezara a coger ritmo poco a poco.

¡Qué bestia! Cuando iba por 350 wattios me dijo que así iba más o menos bien.

Lo primero que hice fue comprobar el porcentaje de una pierna con respecto a la otra y efectivamente llevaba los valores de 28-72% aproximadamente.

Bien, pues manos a la obra, grabemos ambos lados y empecemos a analizar.

En un primer análisis Javi iba alto sobre su bicicleta y al mismo tiempo era notable la diferencia de angulaciones entre una pierna y otra. Ufffff, menudo marrón de estudio, pensé.

- Bueno, le dije a Javi, estás hecho una ruina, ja, ja, ja. Y él me hizo un gesto con la cabeza como de confirmación.

- Venga, vamos a ver qué se puede hacer, no te preocupes.

Tras esta primera telemetría de su cuerpo, fuimos haciendo ajustes justificados tras una explicación de por qué y qué quería conseguir en su bicicleta hasta que poco a poco, su cuerpo, como por obra de magia, fue cogiendo forma y equiparando todos los valores.

Este hecho es algo muy gratificante y me refiero a que la telemetría de un cuerpo tan asimétrico como el de Javi, cuando lo vas llevando a los valores correctos en función de su problemática, se va autocorrigiendo. Cuando lo logras hacer entrar en sincronía, él mismo se va estabilizando y equiparando entre ambas mitades del mismo. Si no lo ves no lo puedes creer, pero es así.

Una persona sin dismetrías, ni problemas de ningún tipo, suele responder de la misma forma a cambios posturales en sus dos mitades del cuerpo.

Por el contrario, cuando existe alguna problemática como las que acabamos de comentar, parece que sólo existe un punto en el que toda la maquinaria trabaja acompasada y Javi encontró el suyo.

Una vez corregimos varias veces las medidas de su bicicleta (altura y retroceso del sillín, altura del manillar y longitud de la potencia) llegamos a los valores que tras dos cortas horas intentamos justificar al estilo Sherlock Holmes.

Lo curioso del tema es que esos valores que buscábamos (los que deduje que según todo su historial, medidas antropométricas, flexibilidad, limitadores, etc) eran realmente los únicos en los que su cuerpo trabajaba en sincronía y por otro lado, ajustaban casi al milímetro las telemetrías de un lado con el otro.

La felicidad en la cara de Javi era incontenible y la mía, aunque un poco más frío que él, tampoco podía ocultarla. Habíamos dado en el clavo, eso sí, sin cuñas, alzas ni otros artilugios, que en un principio temía que debería usar.

La potencia de una pierna y de la otra casi se habían igualado, aunque ahora tocaría esperar un tiempo hasta que se ajustara la fuerza entre una y otra ya que habían ido mucho tiempo descompensadas.

Realizamos unos cuantos videos a la nueva postura, ahora mucho más eficiente y de nuevo medimos la bicicleta con ZIN para guardar los datos del resultado.

Posteriormente le imprimí el informe de unas 15 páginas y fuimos comentando los aspectos más significativos de todo el proceso.

Ya eran las dos de la tarde y tras ofrecerles comer una paella de marisco y no poder aceptar pues se iban de cumpleaños, nos dimos un fuerte apretón de manos y nos despedimos con una sonrisa en la cara.

- Ya hablaremos. (me dijo Javi)

- ¡Venga!, llevad cuidado en el viaje. (le respondí)

Y tras abrirles la puerta corredera de la finca se alejaron camino de Almería.

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